èGolpeó la Tierra en el
año 774 con una fuerza veinte veces mayor que la que se creía la más potente
eyección del Sol registrada en la Historia, en el siglo XIX. Si ocurriera en la
actualidad, causaría daños terribles
Los libros de Historia
recogen que durante los años 774 y 775 Carlomagno celebraba su victoria sobre
los lombardos tras el asedio de Pavía. Pero en esos años sucedió algo más, algo
con un poder también devastador y que llegó del mismo cielo. Hace unos meses,
un grupo de científicos japoneses descubrió un aumento desconcertante en
depósitos de carbono 14 en los anillos de los cedros que coincidían con esa
época, un hallazgo que ha aparecido recientemente en la revista Nature.
Debido a que los rayos cósmicos están vinculados a las
concentraciones de carbono 14, los científicos de todo el mundo se han
preguntado acerca de su causa: ¿qué ocurrió? ¿una supernova cercana, un
estallido de rayos gamma en la Vía Láctea? Investigadores de la Universidad de
Kansas y de la de Washburn creen haber dado con la
respuesta. Según estiman, la fuente probable de ese bombardeo medieval de rayos
cósmicos bautizado como el «evento Carlomagno»fue una
eyección de masa coronal del Sol (CME, por sus siglas en inglés), una
gigantesca nube ardiente de partículas y radiación que salió disparada desde la
superficie del astro rey hacia nuestro planeta.
En un principio, los
científicos japoneses que habían estudiado este evento descartaron que fuera
provocado por una tormenta solar. «Llegaron a la conclusión de que la energía
emitida por el Sol habría tenido que haber sido, digamos, mil veces más grande
que en el 'evento
Carrington' en 1859, la mayor llamarada solar jamás conocida
(que cortó el telégrafo en Europa y América del Norte y provocó auroras que se
vieron hasta en Madrid)», afirma Adrian Melott, profesor de física y astronomía
en Kansas. Pero él considera que eso es un error. «Creemos que solo fue
10 o 20 veces mayor, lo que implica una explicación más razonable». Con
todo, sería la eyección más grande en los últimos 1.300 años.
Además, Melott señala que las recientes
observaciones de estrellas similares al Sol hechas por el satélite Kepler
sugieren que estallan a niveles parecidos -e incluso más altos- a intervalos de
unos pocos cientos a miles de años como promedio.
Otras explicaciones para la
ráfaga de radiación medieval son, según el investigador, altamente improbables.
«Una supernova es básicamente una estrella que llega al final de su vida útil y
produce una explosión espectacular», explica Melott. «Pero para producir
efectos como los que se observan en los anillos de los árboles, una
supernova habría tenido que haber estado a 100 años luz, aproximadamente.
Tal evento habría sido deslumbrantemente brillante en el cielo, mucho más
brillante que la Luna llena. Habría permanecido así de brillante durante meses
y habría sido observado por todas las civilizaciones de la Tierra.
Al estar tan cerca, habría restos de la explosión visibles hoy en día, aún en
expansión. Algo tan cercano no podría haber sido pasado por alto».
La posibilidad de un estallido de rayos gamma
tampoco es muy probable. «Un estallido de rayos gamma proviene de una pequeña
fracción de supernova», apunta. «Da lugar a la emisión de radiación en dos
estrechas ondas que salen en direcciones opuestas. La radiación podría llegar
desde muy lejos. Podría estar a cientos o incluso miles de años luz de
distancia y aún así darnos con suficiente fuerza como para producir el pico de
carbono-14. Es una posibilidad, pero no muy probable, debido a que estas cosas
suceden con intervalos de 10 a 15 millones de años como promedio. ¿Ocurrió esta
explosión hace 1.200 años? Sería muy sorprendente», concluye Melott.
Sin luz en todo el mundo
Eso nos deja con la
eyección solar como la causa más probable... y con una amenaza en el aire.
Melott advierte de que algo similar al «evento Carlomagno» tendría consecuencias
desastrosas para el mundo actual, dependiente de la tecnología. Algo
similar podría ocurrir cada mil o dos mil años, pero sería impredecible y solo
tendríamos unas pocas horas de reacción desde que nuestros sistemas de
detección nos avisaran de que estamos en peligro.
«Se produciría un ligero
aumento en las tasas de cáncer de piel debido a los efectos sobre la capa de
ozono», dice el científico, «Se producirían algunos daños en los cultivos y
cosechas, pero no sería demasiado serio -tampoco lo fue para el Sacro Imperio
romano-. Pero tenemos un problema añadido, nuestro nivel tecnológico. Cuando
estas cosas golpean, el campo magnético de la Tierra se somete a una
interacción, y las líneas del campo magnético se mueven, lo que produce
corriente en los cables. Si tienes una larga línea de energía, se puede obtener
una enorme corriente. Los transformadores se sobrecargan y se queman. Imagine las
luces apagándose en todo el mundo desarrollado -sin encenderse durante
quién sabe cuánto tiempo- porque hay que construir más transformadores. ¿Y cómo
se hace eso sin electricidad? Es un problema real para el que hay que
prepararse».
Fuente: abc.es
0 comentarios:
Publicar un comentario