Conocemos la frase “El
perro es el mejor amigo del hombre” de toda la vida. Creemos que es
un dicho popular basado en las buenas actitudes del perro, como es su amor y
fidelidad hacia su familia. Pero no es más que la maravillosa conclusión de una
historia que cayó en el olvido y deberíamos tener presente.
El origen de la frase “El perro es el mejor amigo
del hombre” se remonta al año 1869, cuando el abogado George Graham
Vest representó en un juicio a
Charles Burden, el dueño de un viejo foxhoun, un perro de caza que fue
asesinado a sangre fría por su vecino con varios disparos. El discurso que
pronunció el abogado, donde se enmarca la frase, sirvió
para que ganaran el juicio y además cambió la historia judicial de Estados
Unidos en lo referente a los derechos
de los animales.
Charles Burden era un granjero amante de los
animales, conocido en el condado de Warrenburg (Missouri) por la admirable
relación que tenía con su perro, Old Drum. A su vecino en cambio no le gustaban
nada los animales y le amenazó varias veces con matar al perro. Una
noche de 1869 Charles encontró el cuerpo de su perro con varios disparos en la
cerca de su vecino. Ante la evidencia de lo que había
ocurrido, Charles prometió a su amigo de cuatro patas hacer justicia por su
muerte.
El dueño de Old Drum se presentó en
la Corte de Warrensburg. Allí se rieron de él por pretender celebrar un juicio
porque habían matado a su perro. Entonces, la pena máxima contra lo que hoy
está considerado maltrato animal era solo de 150 dólares. Perdió el primer
juicio, pero recurrió hasta que el caso llegó a la Corte del Estado.
La desventaja del granjero frente al
acusado millonario, que fue representado por dos eminencias del momento,
obstaculizaba que el caso saliera adelante. Charles y el coronel que le ayudó a
preparar el juicio, aprovecharon la visita a Missouri de George Graham
Vest, un reconocido abogado y asesor presidencial, para presentarle su caso.
Vest aceptó el desafío que ningún otro abogado se había atrevido a tomar por miedo
al ridículo que suponía en aquella época defender a un animal en Estados
Unidos.
En 1870, un año después de lo ocurrido, al fin
llegó el día de la celebración del juicio. Los
abogados del acusado basaron su argumento en la pérdida económica que suponía la muerte del perro. Era justo lo que
George Graham Vest esperaba escuchar. Tras reflexionar unos segundos, el
abogado de Charles se levantó de su silla, y mientras caminaba de un lado a
otro de la sala, habló de lo único que de verdad
importaba: un perro había sido asesinado cruelmente. Como si de una película se tratara, Vest
pronunció un discurso apelando a las buenas cualidades de un perro hacia su
familia, la fidelidad que le guarda por siempre pase lo que pase. Sus palabras
sirvieron para que ganaran el juicio, hecho que cambió también la historia
judicial de los Estados Unidos respecto a los derechos de los animales. Además,
hoy en las inmediaciones de la Corte de Warrensburg se levanta una estatua en
recuerdo a Old Drum y esta batalla judicial que marcó un precedente.
Este fue parte del alegato que pronunció el abogado de Charles
para hacer justicia por la muerte de su perro
“Caballeros del jurado: El mejor amigo que un hombre puede tener,
podrá volverse en su contra y convertirse en su enemigo. Su propio hijo o hija,
a quienes crió con amor y atenciones infinitas, pueden demostrarle ingratitud.
Aquellos que están más cerca de nuestro corazón, aquellos a quienes confiamos
nuestra felicidad y buen nombre, pueden convertirse en traidores.
El dinero que un hombre pueda tener también podrá perderlo, volará
en el momento que más lo necesite. La reputación de un hombre quedará
sacrificada por un momento de locura o debilidad.Las personas están dispuestas
a caer de rodillas para honrar nuestros éxitos, serán los que arrojen la
primera piedra, cuando el fracaso coloque nubes sobre nuestro porvenir.
El único, absoluto y mejor amigo que tiene el hombre en este mundo
egoísta, el único que no lo va a traicionar o negar, es su perro. Caballeros
del jurado, el perro de un hombre está a su lado en la prosperidad y en la
pobreza, en la salud y en la enfermedad. Dormirá en el frío piso donde sopla el
viento y cae la nieve, sólo para estar junto a su amo.Besará la mano que no
tenga comida para ofrecerle, lamerá las heridas y amarguras que produce el
enfrentamiento con el áspero mundo. Si la desgracia deja a su amo sin hogar y
amigos, el confiado perro solo pide el privilegio de acompañar a su amo para
defenderlo contra todos sus enemigos.
Y cuando llega el último acto, y la muerte hace su aparición y el
cuerpo es enterrado en la fría tierra, no importa que todos los amigos hayan
partido. Allí junto a la tumba, se quedará el noble animal, su cabeza entre sus
patas, los ojos tristes pero abiertos y alertas, noble y sincero, más allá de
la muerte”.